lunes, 17 de diciembre de 2007

Medios de Comunicación. Construcción social de la realidad

La mentira del pentágono como arma de guerra
Carlos Fazio
"Cuando empieza la guerra, la primera víctima es la verdad". Acuñada en los días de la primera gran conflagración -la de 1914-18, la guerra más manipulada hasta hoy-, la famosa frase exhibe el uso de la mentira con fines de propaganda. Como arma de guerra. Esta semana, un oficial del ejército de Estados Unidos reveló a The Washington Post que en la "guerra informativa de gran intensidad" en curso, se iba a "mentir" a la prensa. Que se impondrían "nuevos y estrictos límites" a la información. Es decir, a la libre expresión. Al reproducir la noticia, los corresponsales de La Jornada, Jim Cason y David Brooks, consignaron que el Departamento de Estado ya "censuró" transmisiones de la Voz de América y un programa humorístico de la cadena ABC. Asimismo, denunciaron una creciente campaña para "asegurar" la "lealtad" de los periodistas en la cruzada belicista de George W. Bush contra el régimen talibán de Afganistán.
Un día después, en un confuso desmentido, el propio secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, explicó que "podría haber circunstancias en las cuales sería necesario no ofrecer la verdad" a los medios. Apremiado sobre si en la "campaña de operaciones de información" -y como parte de la guerra sicológica contra el enemigo- el Pentágono podría divulgar información falsa, Rumsfeld respondió: "supongo que uno nunca dice nunca". Recordó incluso la frase de Winston Churchill de que "a veces la verdad es tan valiosa que tendría que ser acompañada con un guardaespaldas de mentiras..."
Junto con la censura, la autocensura y el patriotismo en los medios, en tiempos de guerra cobran auge la manipulación y el lavado de cerebro. Escudados en la "seguridad nacional", los gobiernos mienten, tergiversan los datos y calumnian al enemigo, queriendo hacer pasar por información objetiva lo que en realidad es propaganda y/o guerra sicológica. Unos y otros esgrimen que Dios está de su parte, y sólo al final se descubre que Dios estuvo del lado de los ejércitos más fuertes.
Uno de los principales vehículos de la propaganda bélica son los medios masivos de comunicación. Pero como dice Noam Chomsky, "los medios son el soporte de los intereses del poder". A menudo distorsionan los hechos y mienten para mantener esos intereses. Si los medios fueran honestos, dirían: "miren, éstos son los intereses que representamos y con esta perspectiva analizamos los hechos. Estas son nuestras creencias y nuestros compromisos". Sin embargo, se escudan en el mito de la objetividad y la imparcialidad. Pero esa máscara de imparcialidad y objetividad forma parte de su función propagandística.
Este extracto de artículo, trata el tema de los medios de comunicación en tiempos de guerra que realiza la labor de la propaganda.
Los grandes medios de comunicación de masas son una característica de las sociedades occidentales.




Mediante este artículo, así como echando un vistazo al tratamiento de la información que se realizó tras el 11-M declarando a ETA culpable de los atentados con el fin de no dañar la imagen del PP en las elecciones, podemos darnos cuenta de que los medios de comunicación son siervos del poder.
Lo más grave, es que teniendo tanta presencia, en parte gracias a las nuevas tecnologías, los medios de comunicación, acaban por crear una construcción social de la realidad.
Las rutinas productivas en las redacciones, jerarquizan las noticias bajo criterios de espectacularidad... pero jamás intentarán cuestionar la política de un gobierno cuando tiene una repercusión muy negativa en la sociedad.
Para evitar que estas noticias tengan mayor repercusión y que se profundice sobre ellos se tratan, por ejemplo, temas de interés humano. Noticias de tipo dramático, sucesos... que tocan la "fibra" de los lectores, audiencia... que desvían la atención de temas que realmente preocupan como el de la vivienda, empleo...
Estos temas, se tratan de manera superficial, dejando a lectores que publiquen sus artículos de opinión que, como no van acompañados de una investigación con datos que lleguen a alarmar, no tienen consecuencias. Es parte de lo que se llama "derecho al pataleo".
Otro recurso de los medios para servir al poder y no poner en evidencia la responsabilidad de las instituciones es el dar las noticias fuera de contexto. La información sólo explica un hecho aislado, sin indagar en las causas, consecuencias y responsables. La noticia es tratado por su lado dramático y trágico, es decir, espectacular. Parece, en estos casos, que la tragedia ha caído sobre nosotros como una desgracia sin ningún tipo de explicación.
Es preocupante, también, la autonomía que ha perdido el periodista a la hora de elaborar las noticias. Estas vienen dadas por agencias de información y el periodista no tiene medios de contrastarlas.
Esta realidad de los medios al servicio del poder no se da únicamente en un conflicto bélico sino que a diario se seleccionan las noticias y se jerarquizan en función de intereses económicos y del poder.

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